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domingo, 12 de diciembre de 2010

Algo feliz DE ALDER de CHAUPIMAYO-PERÚ

UNA NAVIDAD ENTRISTECIDA


Una familia humilde rodeada de pastores, una vaca y un burro. Un nacimiento… Una canción… La hermosa risa de los niños se oye a la distancia, mercaderes y ambulantes mezclados intercambiando objetos, monedas y billetes, abaratando las cosas… Una feria de ilusiones y de esperanzas…, a la vuelta de la esquina, se acerca el fin de año.

Un hombre de esperanzas rotas, vuelve los ojos hacia la gran casa del siglo XVII y arrodillado ante una imagen, ruega le sea mejor el próximo año y pide perdón por sus pecados.

El día grisáceo asoma una mirada intrínseca, auscultando la anatomía de la humanidad y sentenciaría que estamos enfermos de fe, esperanza y caridad, mas nuestra indiferencia le respondería, “oe tío no fastidies…”

La personalidad raquítica de nuestros valores insinúa que un regalo sería oportuno para remediar rencillas, mas no es una solución. Entre adolescentes y jóvenes se fermenta la idea de reuniones y borracheras sin fin. Y nuevamente los villancicos suenan y marean embruteciendo al transeúnte,- ¡que llegó la navidad, que es un momento de paz y reconciliación!, - mientras que la tele nos obliga a comprar un bizcocho dulce, o un buen vino o harto pavo, porque llegó la navidad… Un nuevo día para vender, ¿miserias?

Hum… las grandes empresas nos la pintan de linda porque tenemos que comprar sus productos…, pero la navidad cada vez se va poniendo una careta de hipocresía, donde solo el que tiene dinero goza la Navidad con panetón, champaña, chocolate caliente, una cena de alto vuelo, cohetes, y cerveza.

Navidad, Navidad, Navidad, que triste es la navidad…

El viejito regordete, de traje rojo, con barba blanca y bonachón… nos saluda con un ¡Jo jo jó!, mostrando nuestras miserias, ya que el costal está vacío, como nuestras virtudes desoladas y nuestros vicios muy engordados… Mientras que en la iglesia se celebra la misa del gallo; -porque nació hace dos mil años un judío, que se hizo llamar Dios, trayendo la “buena nueva”- muchos estaremos pasando saliva, maldiciendo al gobierno de turno porque la recesión y el costo de vida son cada vez más fuertes y no podemos darle a nuestros hijos lo que se merecen, es cuando se pone en práctica una reflexión de la novela “El Tambor de Hojalata” escrita por Günter Grass “…gotas de esperanza, píldoras de amor, fábrica de buena esperanza, leche de la virgen del amor, asamblea de creyentes o acreedores, … No sé, por ejemplo, quien se esconde en las barbas de San Nicolás, no sé lo que el diablo lleva en su alforja, ///… el Amor no tiene horas, y la Esperanza no tiene fin, y la Fe no tiene límites; solo la ciencia y la ignorancia están ligadas al espacio y al tiempo,…” Niños y niñas con fe, esperanza y amor, hacen su colita para recibir un poco de chocolate caliente, un bizcocho, algún regalo y tratan de creer en la Navidad…

( Extraido del libro inedito.. reclusion de escritos de alder yauricasa verastegui)

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